Los Wichí
Muchos de ustedes los han estudiado en el colegio primario, en tercer o cuarto grado (si todavía se acuerdan), pero seguramente los mencionaban con el nombre que les dio el “hombre blanco” o suelej en su idioma, o sea Matacos. Nosotros preferimos llamarles Wichís, su nombre original. Mataco, que para ellos es un nombre peyorativo, en su lengua significa “bicho del monte” y hace referencia a un animalito pequeño, muy parecido al armadillo, al que también llaman “pichi”; en cambio Wichí, en su lengua significa GENTE. En Bolivia se llaman weenhayek, con el mismo significado.
G.A.N.A.S. está ayudando a la Escuela Nº 64 de Educación Primaria para Adultos de Paraje Tres Pozos, ubicada en el bosque impenetrable a 32 Km. de El Sauzalito en la provincia de Chaco; y a 30 Km. del límite tripartito entre las provincias de Salta, Chaco y Formosa, es una de las pocas escuelas que tiene maestros bilingües, que conocen y reconocen la cultura wichí. Tiene 46 alumnos, hombres y mujeres, y el 80% son wichi. Es por eso que nos parece importante que quienes ayudan puedan conocer un poco más de esta cultura tan rica y diversa.
Ubicación Geográfica
Hacia el siglo XVI los Wichí habitaban las zonas occidentales del Chaco Central y Austral, principalmente la margen izquierda del Bermejo y a las orillas del Pilcomayo, entre los 21º S y los 22º 55' S. Tiempo después, presionados por la invasión de los avá-guaraníes (o chiriguanos) y su propio crecimiento demográfico se desplazaron hacia el norte del Bermejo y hacia el sureste de la región chaqueña.
Su antigua proximidad con el límite de las etnias andinas les aportó rasgos culturales característicos, como la monogamia, la posesión de territorios por parte de familias (grupos restringidos de parentesco) y una incipiente agricultura con acumulación de excedentes que favoreció al relativo sedentarismo.
Sus costumbres son originalmente nómades muchas familias se trasladan constantemente en el Monte, en busca de comida (caza, recolección y pesca), o leña para vender en el pueblo, que en algunos casos se encuentra cerca de los asentamientos. En la actualidad muchos volvieron al nomadismo, como consecuencia de su relación con el hombre blanco, ya que se emplean estacionalmente en obrajes forestales como hacheros, en la zafra, en el caso de Salta, en las plantaciones de algodón y poroto, en Chaco y Formosa y recientemente en las plantaciones de soja, que invaden todo el territorio argentino. De esto último, lo curioso y contradictorio es que los mismos capitales que los emplean los están dejando sin hogar.
Para agravar la situación el clima está cambiando aceleradamente, y en los últimos años se acentuaron las diferencias térmicas, que les hace sufrir de fríos desconocidos hasta hace un par de años, y de inundaciones y sequías agravadas por la mano del hombre. Por el desmonte la población de animales regionales disminuye: no observando los principios naturales, la deforestación provoca la merma de vida en el monte, fuente de alimentación y recursos económicos para el wichí y otras comunidades de la zona.
Hacia inicios de 2006 los wichí habitan principalmente en el este del Departamento de Tarija, en Bolivia y en el Chaco Salteño (en el noreste de la provincia argentina de Salta). Existen además asentamientos en el oeste de las provincias argentinas de Formosa, Chaco y en el extremo noroeste de Santiago del Estero y es posible que haya algunos en el extremo sudoeste del Chaco Boreal en el Paraguay, pero no fueron registrados por los últimos censos.
Igualmente, a pesar del relativo nomadismo, y reconociendo sus situación a partir del contacto con las “políticas públicas”, el concepto de territorio, que para su cultura era novedoso, toma importancia fundamental a partir de 1984. Para mayor información por la lucha territorial ver: http://www.prodiversitas.bioetica.org/nota35.htm
La Cultura
Transculturizados de sus orígenes, toman elementos de aquellas comunidades con las que interactúan, es por eso que existen diferencias entre las comunidades Wichi de Bolivia, Salta, Chaco y Formosa…
Se trata de un pueblo originalmente ágrafo, es decir, que no poseían escritura hasta su contacto con la cultura occidental, y la cultura se transmitía de manera oral.
Los primeros contactos con la cultura “occidental” los realizan con la llegada de las misiones de religión anglicana o protestante, de ahí que parte de su idioma también posea vocablos sajones, y la mayoría de las comunidades Wichi adopta la religión Anglicana o Evangélica, como la conocemos nosotros.
Estas personas viven en COMUNIDADES, en toda la amplitud del término COMUNIDAD. Relacionadas por parentesco, formadas por distinto número de familias, algunas de ellas con tres generaciones juntas. Cada una de estas comunidades está administrada por un jefe anciano y un consejo comunitario de varones, elegidos por la comunidad, que gobierna cada aldea (huef o huet). Varias comunidades o grupos parentales forman parcialidades, asentamientos o parajes.
El hombre está plenamente integrado a la naturaleza; extrae de ella las nociones fundamentales, religión, lenguaje, explicaciones. La tierra es considerada tierra de todos por ser interpretada como un espacio libre. Todas las formas de vida cultural se establecen alrededor de mitos diversos.
Un lugar importante en la cosmovisión ocupa el chamán, que al igual que en otras culturas accede a esa función a través de la transmisión hereditaria, la revelación o el aprendizaje. El chamán, verdadero puente entre la comunidad y lo sobrenatural es también el custodio de los mitos que explican el misterio de los hombres y del mundo además de aplicar esos conocimientos para la curación de enfermedades. Con la adopción de la religión evangelista se produce la interacción de lo nuevo con lo tradicional, y los chamanes pasan a ocupar otro lugar, que tiene que ver más con la conservación y transmisión de aspectos culturales relacionados a los mitos y leyendas de la comunidad.
En cuanto a la relación con la muerte, al morir un miembro de la comunidad, el cuerpo era depositado en una fosa luego de haberlo envuelto con mantas y tapado con ramas, se cubría la fosa con tierra y después de un tiempo se juntaban los huesos y se los depositaba en una tinaja para ser trasladado al cementerio comunitario; la viuda del difunto vestía ropas oscuras (costumbre que se mantiene hasta la actualidad), corría y danzaba por el monte desgarrando sus vestiduras en señal de luto. Con la integración de las comunidades a las costumbres criollas, en muchas de las comunidades se perdieron estas tradiciones, adaptando el rito de la muerte a la cultura occidental.
De todos modos en la actualidad, la casa del difunto es quemada por el pueblo debido a la creencia de que el espíritu del mismo va a seguir habitándola.
El promedio de vida es de 50 años, por la mala alimentación, carencia de recursos y falta de medicamentos. Tienen también un alto índice de mortalidad infantil por enfermedades propias de la desnutrición y por epidemias.
Las viviendas
En la comunidad wichí solo el 24 % de las casa son de adobe. La vivienda más característica es de palo a pique o quincho, está formada por 4 horcones de palo santo en general y revestidas las paredes con ramas. El techo es de ramas y tierra. Es una sola habitación, donde duerme toda la familia. La vida transcurre bajo un frondoso algarrobo que siempre hay al lado de la vivienda, el fuego se hace afuera en verano y adentro en invierno, pero se cocina principalmente afuera.
La vivienda no es un elemento importante en la cultura wichí. Pero los aborígenes más viejos cuentan que la casa era el monte, y que esto se hizo vital en la época de las persecuciones cuando "no había que dormir nunca en el mismo lugar" ni dejar rastros de haber permanecido en un sitio determinado.
Actualmente las casas son de ladrillo o adobe, manteniendo las características descriptas, y se le suma el “blanqueo” a la cal, para prevenir el chagas, debido a que con las paredes blancas pueden prevenir la aparición de la vinchuca, insecto transmisor del parásito que provoca la enfermedad.
La educación
En cuanto a la educación, existe un problema grave de integración a la educación formal en todas las comunidades. La falta de integración del niño wichí en la escuela, surge principalmente por la diferencia idiomática y cultural.
El 50 % de la población es analfabeta total, la mayoría de las mujeres y niños no hablan castellano. En la actualidad la escolaridad de los niños es creciente, aún así la deserción es alta por varios factores:
De abril a junio los padres suelen migrar a las ciudades más cercanas llevando a toda la familia a la recolección de poroto, caña de azúcar, etc., por lo que los niños se ausentan de la escuela por ese período.
De octubre a diciembre llega la época de recolección de frutos del monte, tarea en la que los niños salen con sus madres recorriendo grandes distancias en trayectos de hasta 50 Km. o más, ausentándose del hogar por días o hasta semanas.
La diferencia cultural es quizás el espacio más importante, ya que todo el sistema educativo está diseñado en función del criollo, y en la mayoría de los asentamientos los niños wichí aprenden castellano en la escuela lo que los coloca en amplia desventaja. Desde que el niño nace escucha su lengua familiar Wichi, ellos desean conservarla ya que es su patrimonio cultural, y muy pocos llegan a la escuela primaria con manejo del español y aquellos que conocen nuestra lengua, la manejan de manera muy precaria y en las escuelas hay pocos maestros bilingües y los maestros que llegan de “la ciudad” desconocen la cultura originaria. Muchos de los wichí, recién acceden a la educación formal a la edad adulta.
Otras de las diferencias culturales surgen de su modo de vida comunitario.
En la actualidad es que cacique o “representante” quien autoriza a la comunidad a acercarse a una institución educativa, si él lo considera necesario lo llevará a decisión de consejo y una vez aprobada la decisión comunitaria la gente de ese asentamiento se puede acercar a la escuela.
Hasta la adolescencia el wichi desconoce el concepto de propiedad privada, y al llegar al tercer grado, les cuesta mucho adoptar el concepto abstracto de DIVISIÓN y eso provoca que repitan muchos de grado y un alto índice de deserción escolar.
Esta situación hoy está cambiando, ya a inicios de 2006 se los reconoce como la segunda comunidad indígena del Chaco Salteño y cuentan con escuelas bilingües para no perder sus tradiciones. Censos realizados en el período 2003-2004 indican que unos 36.500 argentinos se reconocen como pertenecientes a la etnia wichí. Un 47% habla casi exclusivamente su idioma (de éste 47% el 80% son mujeres a las que sólo en algunas pocas comunidades se les permite ir al colegio).
La economía
Muchos de ustedes los han estudiado en el colegio primario, en tercer o cuarto grado (si todavía se acuerdan), pero seguramente los mencionaban con el nombre que les dio el “hombre blanco” o suelej en su idioma, o sea Matacos. Nosotros preferimos llamarles Wichís, su nombre original. Mataco, que para ellos es un nombre peyorativo, en su lengua significa “bicho del monte” y hace referencia a un animalito pequeño, muy parecido al armadillo, al que también llaman “pichi”; en cambio Wichí, en su lengua significa GENTE. En Bolivia se llaman weenhayek, con el mismo significado.
G.A.N.A.S. está ayudando a la Escuela Nº 64 de Educación Primaria para Adultos de Paraje Tres Pozos, ubicada en el bosque impenetrable a 32 Km. de El Sauzalito en la provincia de Chaco; y a 30 Km. del límite tripartito entre las provincias de Salta, Chaco y Formosa, es una de las pocas escuelas que tiene maestros bilingües, que conocen y reconocen la cultura wichí. Tiene 46 alumnos, hombres y mujeres, y el 80% son wichi. Es por eso que nos parece importante que quienes ayudan puedan conocer un poco más de esta cultura tan rica y diversa.
Ubicación Geográfica
Hacia el siglo XVI los Wichí habitaban las zonas occidentales del Chaco Central y Austral, principalmente la margen izquierda del Bermejo y a las orillas del Pilcomayo, entre los 21º S y los 22º 55' S. Tiempo después, presionados por la invasión de los avá-guaraníes (o chiriguanos) y su propio crecimiento demográfico se desplazaron hacia el norte del Bermejo y hacia el sureste de la región chaqueña.
Su antigua proximidad con el límite de las etnias andinas les aportó rasgos culturales característicos, como la monogamia, la posesión de territorios por parte de familias (grupos restringidos de parentesco) y una incipiente agricultura con acumulación de excedentes que favoreció al relativo sedentarismo.
Sus costumbres son originalmente nómades muchas familias se trasladan constantemente en el Monte, en busca de comida (caza, recolección y pesca), o leña para vender en el pueblo, que en algunos casos se encuentra cerca de los asentamientos. En la actualidad muchos volvieron al nomadismo, como consecuencia de su relación con el hombre blanco, ya que se emplean estacionalmente en obrajes forestales como hacheros, en la zafra, en el caso de Salta, en las plantaciones de algodón y poroto, en Chaco y Formosa y recientemente en las plantaciones de soja, que invaden todo el territorio argentino. De esto último, lo curioso y contradictorio es que los mismos capitales que los emplean los están dejando sin hogar.
Para agravar la situación el clima está cambiando aceleradamente, y en los últimos años se acentuaron las diferencias térmicas, que les hace sufrir de fríos desconocidos hasta hace un par de años, y de inundaciones y sequías agravadas por la mano del hombre. Por el desmonte la población de animales regionales disminuye: no observando los principios naturales, la deforestación provoca la merma de vida en el monte, fuente de alimentación y recursos económicos para el wichí y otras comunidades de la zona.
Hacia inicios de 2006 los wichí habitan principalmente en el este del Departamento de Tarija, en Bolivia y en el Chaco Salteño (en el noreste de la provincia argentina de Salta). Existen además asentamientos en el oeste de las provincias argentinas de Formosa, Chaco y en el extremo noroeste de Santiago del Estero y es posible que haya algunos en el extremo sudoeste del Chaco Boreal en el Paraguay, pero no fueron registrados por los últimos censos.
Igualmente, a pesar del relativo nomadismo, y reconociendo sus situación a partir del contacto con las “políticas públicas”, el concepto de territorio, que para su cultura era novedoso, toma importancia fundamental a partir de 1984. Para mayor información por la lucha territorial ver: http://www.prodiversitas.bioetica.org/nota35.htm
La Cultura
Transculturizados de sus orígenes, toman elementos de aquellas comunidades con las que interactúan, es por eso que existen diferencias entre las comunidades Wichi de Bolivia, Salta, Chaco y Formosa…
Se trata de un pueblo originalmente ágrafo, es decir, que no poseían escritura hasta su contacto con la cultura occidental, y la cultura se transmitía de manera oral.
Los primeros contactos con la cultura “occidental” los realizan con la llegada de las misiones de religión anglicana o protestante, de ahí que parte de su idioma también posea vocablos sajones, y la mayoría de las comunidades Wichi adopta la religión Anglicana o Evangélica, como la conocemos nosotros.
Estas personas viven en COMUNIDADES, en toda la amplitud del término COMUNIDAD. Relacionadas por parentesco, formadas por distinto número de familias, algunas de ellas con tres generaciones juntas. Cada una de estas comunidades está administrada por un jefe anciano y un consejo comunitario de varones, elegidos por la comunidad, que gobierna cada aldea (huef o huet). Varias comunidades o grupos parentales forman parcialidades, asentamientos o parajes.
El hombre está plenamente integrado a la naturaleza; extrae de ella las nociones fundamentales, religión, lenguaje, explicaciones. La tierra es considerada tierra de todos por ser interpretada como un espacio libre. Todas las formas de vida cultural se establecen alrededor de mitos diversos.
Un lugar importante en la cosmovisión ocupa el chamán, que al igual que en otras culturas accede a esa función a través de la transmisión hereditaria, la revelación o el aprendizaje. El chamán, verdadero puente entre la comunidad y lo sobrenatural es también el custodio de los mitos que explican el misterio de los hombres y del mundo además de aplicar esos conocimientos para la curación de enfermedades. Con la adopción de la religión evangelista se produce la interacción de lo nuevo con lo tradicional, y los chamanes pasan a ocupar otro lugar, que tiene que ver más con la conservación y transmisión de aspectos culturales relacionados a los mitos y leyendas de la comunidad.
En cuanto a la relación con la muerte, al morir un miembro de la comunidad, el cuerpo era depositado en una fosa luego de haberlo envuelto con mantas y tapado con ramas, se cubría la fosa con tierra y después de un tiempo se juntaban los huesos y se los depositaba en una tinaja para ser trasladado al cementerio comunitario; la viuda del difunto vestía ropas oscuras (costumbre que se mantiene hasta la actualidad), corría y danzaba por el monte desgarrando sus vestiduras en señal de luto. Con la integración de las comunidades a las costumbres criollas, en muchas de las comunidades se perdieron estas tradiciones, adaptando el rito de la muerte a la cultura occidental.
De todos modos en la actualidad, la casa del difunto es quemada por el pueblo debido a la creencia de que el espíritu del mismo va a seguir habitándola.
El promedio de vida es de 50 años, por la mala alimentación, carencia de recursos y falta de medicamentos. Tienen también un alto índice de mortalidad infantil por enfermedades propias de la desnutrición y por epidemias.
Las viviendas
En la comunidad wichí solo el 24 % de las casa son de adobe. La vivienda más característica es de palo a pique o quincho, está formada por 4 horcones de palo santo en general y revestidas las paredes con ramas. El techo es de ramas y tierra. Es una sola habitación, donde duerme toda la familia. La vida transcurre bajo un frondoso algarrobo que siempre hay al lado de la vivienda, el fuego se hace afuera en verano y adentro en invierno, pero se cocina principalmente afuera.
La vivienda no es un elemento importante en la cultura wichí. Pero los aborígenes más viejos cuentan que la casa era el monte, y que esto se hizo vital en la época de las persecuciones cuando "no había que dormir nunca en el mismo lugar" ni dejar rastros de haber permanecido en un sitio determinado.
Actualmente las casas son de ladrillo o adobe, manteniendo las características descriptas, y se le suma el “blanqueo” a la cal, para prevenir el chagas, debido a que con las paredes blancas pueden prevenir la aparición de la vinchuca, insecto transmisor del parásito que provoca la enfermedad.
La educación
En cuanto a la educación, existe un problema grave de integración a la educación formal en todas las comunidades. La falta de integración del niño wichí en la escuela, surge principalmente por la diferencia idiomática y cultural.
El 50 % de la población es analfabeta total, la mayoría de las mujeres y niños no hablan castellano. En la actualidad la escolaridad de los niños es creciente, aún así la deserción es alta por varios factores:
De abril a junio los padres suelen migrar a las ciudades más cercanas llevando a toda la familia a la recolección de poroto, caña de azúcar, etc., por lo que los niños se ausentan de la escuela por ese período.
De octubre a diciembre llega la época de recolección de frutos del monte, tarea en la que los niños salen con sus madres recorriendo grandes distancias en trayectos de hasta 50 Km. o más, ausentándose del hogar por días o hasta semanas.
La diferencia cultural es quizás el espacio más importante, ya que todo el sistema educativo está diseñado en función del criollo, y en la mayoría de los asentamientos los niños wichí aprenden castellano en la escuela lo que los coloca en amplia desventaja. Desde que el niño nace escucha su lengua familiar Wichi, ellos desean conservarla ya que es su patrimonio cultural, y muy pocos llegan a la escuela primaria con manejo del español y aquellos que conocen nuestra lengua, la manejan de manera muy precaria y en las escuelas hay pocos maestros bilingües y los maestros que llegan de “la ciudad” desconocen la cultura originaria. Muchos de los wichí, recién acceden a la educación formal a la edad adulta.
Otras de las diferencias culturales surgen de su modo de vida comunitario.
En la actualidad es que cacique o “representante” quien autoriza a la comunidad a acercarse a una institución educativa, si él lo considera necesario lo llevará a decisión de consejo y una vez aprobada la decisión comunitaria la gente de ese asentamiento se puede acercar a la escuela.
Hasta la adolescencia el wichi desconoce el concepto de propiedad privada, y al llegar al tercer grado, les cuesta mucho adoptar el concepto abstracto de DIVISIÓN y eso provoca que repitan muchos de grado y un alto índice de deserción escolar.
Esta situación hoy está cambiando, ya a inicios de 2006 se los reconoce como la segunda comunidad indígena del Chaco Salteño y cuentan con escuelas bilingües para no perder sus tradiciones. Censos realizados en el período 2003-2004 indican que unos 36.500 argentinos se reconocen como pertenecientes a la etnia wichí. Un 47% habla casi exclusivamente su idioma (de éste 47% el 80% son mujeres a las que sólo en algunas pocas comunidades se les permite ir al colegio).
La economía
En su origen se trata de un pueblo de cazadores, recolectores y pescadores especializados por el contacto con un medio naturalmente rico en fauna y especies vegetales. La relación especial con los ríos se refleja en los mitos, en la organización social (los asentamientos en general se encuentran muy cerca de los ríos) y en los ciclos que marca para la comunidad la creciente o bajante de los mismos.
El origen del sistema económico tiene nacimiento a partir de mitos vinculados con la creación. Así por ejemplo, Tok'uaj habría dado nacimiento al río Pilcomayo y al aprendizaje de las técnicas de pesca. De la misma manera que les enseñara la técnica para la agricultura y el uso de utensilios como el palo cavador con el que realizan la siembra y roturación de la tierra en pequeños cultivos familiares.
Del mismo modo el conocimiento de los materiales o fibras utilizadas en su artesanía, proviene del descenso por el espacio cósmico de las mujeres, a través de las fibras del chaguar.
Las actividades son de tipo comunitarias y depredadoras del medio aunque su relación con la naturaleza regula la actividad. El dios de los seres vivientes defiende la naturaleza castigando a un miembro de la comunidad cuando no respeta sus reglas, algunas de ellas son: no cazar ni pescar de más, no desperdiciar lo obtenido, no jugar con lo recolectado, devolver la cabeza de los peces al río; el wichí vive en total armonía con la naturaleza teniendo plena conciencia de su cuidado y protección.
Los mitos
"Am Tena, Am Tena"del vocablo wichi:"yo me doy a vos"
Fuentes
http://www.oni.escuelas.edu.ar/olimpi98/Wichi/economia-wichi.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Wich%C3%AD
http://www.prodiversitas.bioetica.org/nota35.htm